De Juan María Jiménez sabemos que únicamente se decidió a ser hombre cuando se cansó de ser Dios, y en realidad algo de mitológico hay en esta poesía tan desgarrada y pasional, decidida a inventar otra realidad en cada verso. Sin orden y concierto (que recoge su obra poética desde 1975 a 2005) es el compendio máximo de ese titánico esfuerzo por crear un caos para comprender mejor. Comunicador excepcional, con Juan María finalizamos por este curso la saga "De Viris Illustribus" que ha permitido a los que merodean por esta Torre de Papel conocer más de cerca a los creadores de esos "mundos de palabras" sin los que el mundo real sería sin duda un lugar del todo inhabitable.*
Juan María, ¿Corren realmente malos tiempos para la Lírica, o es sólo el título de una canción?Aparentemente, en mitad de tanta crisis, de tanto hablar de dinero y materialismo, pudiera parecer que sí, pero, paradójicamente, en estos momentos estoy disfrutando de bastantes poetas jóvenes que me sorprenden con la frescura, vitalidad y energía renovadora de sus poemarios. Así que, afortunadamente por ahora, en lo que a mi respecta, los malos tiempos para la lírica se quedan en el estribillo de Golpes Bajos.
* ¿Es la poesía un arma cargada de futuro o más bien el futuro se ha cargado definitivamente la poesía?De una parte, la poesía es la expresión más íntima de los sentimientos, luego debe, tiene que estar cargada de futuro, a no ser que nosotros mismos estemos abocados al pasado y por tanto condenemos el avance de todo aquello que sentimos.
Pero a la vez, la poesía debe hacernos más abiertos, más libres, más tolerantes, más solidarios, más justos… Y en ese extremo debe aproximarnos a las ideas y a la lucha por la consecución de ser mejores hombres y mujeres, de una mejor sociedad llena de futuro y esperanza.
*¿Recuerdas el primer libro que leíste?Comencé por leer cuentos, de ahí (dada la época y las circunstancias sociales y políticas) pasé a leer las vidas de los santos con aquellos libros enciclopédicos que abundaban en historietas castas y folletines insulsos y llenos de amor patrio y guerrero. Quiero recordar que uno de los primeros libros (como tal) que leí fue
Sapho de Alphonse Daudet, libro que, dada su trama un tanto irreverente y sensual para aquella época, y mi edad adolescente, me gustó tanto que lo leí dos veces.
* Dinos un libro que nunca has olvidado y otro que es mejor olvidar.Hay varios libros que me son imprescindibles y que, aunque haya olvidado la trama con el paso del tiempo, quedaron instalados en mí como parte de mi forma de ser. Entre ellos,
El Tunel de Ernesto Sábato,
La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza,
Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, así como los grandes poemarios de Francisco Brines, Ángel González o Ángel Valente.
Me es difícil reseñar un libro para olvidar, porque previamente ya hice una selección antes de comprarlo y suelo atinar, pero, si no me gusta una vez transcurridas unas cuantas páginas, lo dejo y en paz. En cualquier caso, creo que todos aquellos libros que potencian la el odio entre las personas o que realzan formas de ser o pensar contrarias a los derechos humanos, nunca deberían haberse escrito.
* ¿Qué opinas de los libros electrónicos y las bibliotecas virtuales?Aún me falta experimentar más para hacerme adicto a los nuevos soportes, sigo prefiriendo el tacto, el aroma y la cercanía de un libro de papel y una buena librería llena de estantes y lomos incitadores a la lectura.
* Espacio para la publicidad: nueve palabras para promocionar tu libro.Sinceridad, emoción, vértigo, sorpresa, pasión, descubrimiento para el alma.
* Una de las venas más profundas de tu poesía es la del amor y el erotismo ¿crees que todo está dicho sobre esos temas o aún se puede aportar algo?Creo que una de las facetas humanas más variopinta y diferente, más peculiar de cada uno, más intensa y profunda, más sugerente y llena de posibilidades es la de amar, por lo tanto nunca estará todo dicho sobre el amor.
Y en cuanto al erotismo, es uno de los grandes motores que mueve el mundo, desde el placer a la supervivencia, luego, cómo podrían estar finalizados sus registros expresivos.
*Da la impresión de que Sin orden y concierto busca deliberadamente escapar de la poesía al uso para entrar en terrenos poco explorados ¿es eso realmente así? ¿eres un experimentador, entonces?No puede considerarse algo de lo que sentirse orgulloso, lo sé, pero jamás escribí un soneto ni una composición con rima premeditada y aquilatada. Poner límites a la capacidad expresiva me parece un corsé innecesario, aunque entiendo que puede servir como ejercicio.
Soy muy visceral frente a la poesía costumbrista y laudatoria. Me consta que es muy difícil innovar o dejarse sorprender por lo inédito, pero es en ese terreno en el que me siento más a gusto. Y eso es así porque en mi vida privada ocurre igual. Experimentar, conocer, avanzar, movimiento… son términos con los que me identifico plenamente.
* Elige cualquiera de tus poemas y coméntanos de dónde te surgió la idea y cómo lo trabajaste.Quiera Dios
que nunca haya de escribir
ni una sola palabra
si hubieran de ser los versos
morfina para el alma, o si
de sus envenenados trazos
quedara ante el irrenunciable trecho
que a veces une y otras distancia
el percutor de la boca o de la bala.
15-XII-1995
Buena parte de mis poemas refieren momentos amargos, hasta el punto de que ha habido etapas en mi vida en que no quería volver a escribir, porque eso significaba que, anteriormente, había habido un suceso triste y trágico que lo había motivado. Y no quería vivir más circunstancias dolorosas. En este poema queda patente ese sentimiento, no querer escribir si los versos han de tratar de sanarme, de salvarme de un naufragio íntimo.
Pero también le temía al irremediable momento en que uno tiene que enfrentarse a sí mismo y adoptar una decisión irrevocable y tal vez definitiva. Es el trecho que hay entre aceptarse o no, entre suicidarse (metafóricamente) o no.
*¿Cuáles son los autores imprescindibles en cualquier biblioteca?Reconozco que hay que conocer el pasado para moverse adecuadamente en el presente y afianzar el futuro. Por eso, en literatura sería imprescindible conocer nuestros clásicos para reconocer mejor el presente, pero (con perdón) salvo honrosas excepciones, prefiero lo contemporáneo, lo que coexiste en mi vida. De ahí que en mi biblioteca, formada por unos mil volúmenes, abunden autores actuales: españoles, latinoamericanos, estadounidenses y europeos. Narrativa, poesía y ensayo, por ese orden se llevan la palma, sin desmerecer la presencia de libros divulgativos o de consulta.
* Dinos, a tu juicio, un escritor que esté sobrevalorado y otro que el mundo necesitaría conocer (o conocer mejor).Creo que Rafael Alberti está sobrevalorado. Y un autor como la copa de un pino que tiene un buen reconocimiento, pero que aún se merece que fuera conocido mejor es Eduardo Mendoza. En poesía la nómina sería enorme, pues casi ningún poeta contemporáneo, ya sea de la Generación del 50 o posteriores, tiene un mínimo reconocimiento público en términos generales.