lunes, 12 de abril de 2010

Abril: Antología poética de Miguel Hernández

Retoñarán aladas de savia sin otoño/
reliquias de mi cuerpo que pierdo a cada herida.

Este año Miguel Hernández habría cumplido cien años. Y si los poetas, como decía León Felipe, no tienen biografía sino destino, el de Miguel fue uno de los más trágicos. Sacudido por miserias, pobreza, hambre, desprecios y mil mezquindades, Miguel ha pasado a la gran historia de la poesía sin ningún tipo de "marketing", sin "padrinos" (los poetas del 27, como ya se sabe, fueron miserables con él, mirándolo por encima del hombro, como el "paleto" ese que escribía poemas), sin nadie que hablara a su favor. Y sin embargo es acaso el poeta más verdadero que haya dado nuestra lengua, un poeta sin trampa ni cartón, un lírico de la entraña de la tierra, sin más recursos que su palabra, siempre encendida como una linterna. Maestros rurales, campesinos, niños yunteros, mujeres "del frente", sopas de cebolla y almendros florecidos fueron su paisaje, el nuestro la savia sin otoño de su palabra siempre viva.

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